¿Nos estamos pasando con la gamificación?
La gamificación es una gran herramienta pedagógica siempre que se use de manera puntual con una temporalización bien definida o en un área concreta. Es de mucha ayuda cuando la motivación decae y necesitan buscar un aliciente extra. Pero, ¿es necesario gamificarlo todo?
Reflexiones sobre la Gamificación: Más Allá de las Recompensas Virtuales
Iniciar a los niños con la idea de que toda acción debe tener una recompensa inmediata o ser divertida puede sentar las bases para un pensamiento equivocado. Esta mentalidad, si bien puede ser útil en ciertos contextos y correctamente planteada, también puede generar frustración y desmotivación cuando la vida no cumple con esas expectativas.
La gamificación, una metodología que ha ganado popularidad, se ha convertido en una herramienta valiosa para motivar y comprometer a las personas en diversas actividades. Sin embargo, como cualquier herramienta, su uso excesivo o inapropiado puede tener consecuencias negativas.
En el caso de los niños, la gamificación mal empleada puede distorsionar su percepción del esfuerzo y la recompensa, creando una expectativa de gratificación instantánea. En este sentido, es esencial equilibrar el uso de la gamificación para que no se convierta en un obstáculo para el desarrollo de habilidades fundamentales como la paciencia y la perseverancia.
Ahora bien, ¿qué ocurre cuando la gamificación se aplica a adultos? La respuesta es variada, ya que el valor que cada persona asigna a las recompensas virtuales difiere significativamente. Mientras algunos encuentran motivación y satisfacción en recibir insignias digitales, otros pueden verlas como absurdas o carentes de significado.
Un ejemplo personal ilustra este punto. Como donante de sangre habitual, descubrí una aplicación que gamificaba el acto de donar. Otorgaba medallas virtuales por cada cierta cantidad de donaciones, bronce a 15, plata a 30 y oro a 50. La experiencia me llevó a cuestionar la dirección hacia la que nos dirigimos en términos de gamificación. ¿Realmente necesitamos convertir cada actividad en un juego? ¿Es necesario ofrecer recompensas virtuales sin valor tangible?
La gamificación puede ser una herramienta valiosa, siempre que se utilice de manera consciente y equilibrada. Es crucial considerar la naturaleza de la actividad y la audiencia objetivo antes de implementar estrategias gamificadas. Además, debemos reflexionar sobre la necesidad de recompensas virtuales en comparación con la satisfacción intrínseca y los beneficios tangibles. La gamificación puede ser un aliado, pero su aplicación reflexiva es esencial para evitar trivializar experiencias significativas.
Cofundador de EducatPals
– PSI del Departamento de Didáctica y Organización Escolar (UMA)
– Miembro del Grupo de Investigación HUM365: Formación, Orientación, Empleabilidad, Emprendimiento, Inclusión e Innovación (FOREMPIN)
– Diplomado en Magisterio de Educación Especial- UMA
– Graduado en Educación Primaria con Mención en Escuela Inclusiva y Atención a la Diversidad -UMA
– Máster en Políticas y Prácticas de Innovación Educativa- UMA